La Educación para la Paz, una práctica restaurativa para la No- Violencia

La Educación para la Paz, una práctica restaurativa para la No-Violencia

La Educación para la Paz, una práctica restaurativa para la No-Violencia

Reflexiones sobre Derechos Humanos y Educación para la Paz como práctica restaurativa,  en el marco de la conmemoración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Oda a la pacificación. (Mario Benedetti)

No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico

de paz

pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas

contra la pacificación

y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no

quieren ser pacificados

Cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar

y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro

Es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser

pacificado por la espalda.

O algún estúpido que se resiste a la pacificación a fuego lento

En realidad somos un país tan peculiar

que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será.

Dice Yuval Noah Harari en su libro “De animales a dioses” que nosotros, los sapiens, hemos logrado el podio que ocupamos en el reino animal gracias al lenguaje. De alguna forma coincidente con Humberto Maturana, no refiere a la mera comunicación con la finalidad de compartir datos e información, que de hecho existe de distintas maneras en todas las demás especies.

Lo que ambos autores expresan es que, lo que realmente nos hace humanos es nuestra capacidad, en palabras de Harari de “transmitir información acerca de cosas que no existen en absoluto”, no resultan tangibles ni comprobables empíricamente (la revolución cognitiva); y en palabras de Maturana, de lenguajear como un “sistema de convivir en las coordinaciones de los deseos, los sentires, los haceres, en cualquier dimensión del convivir que está ocurriendo”.

En otras palabras, el lenguaje humano es constructor de realidades. Y los humanos sus artesanos comunicantes.

A lo largo de la historia, desde el lenguaje hemos construido leyendas, mitos, dioses, religiones.

Éstos, nuestros mitos fundantes, han acompañado nuestra evolución (o involución…), pero sin duda es nuestra capacidad de re-conocernos, de cooperar y co- construir desde la aceptación de normas (mitos) comunes en las que consensuamos creer, lo que nos distingue y diferencia del resto de los mamíferos.

Pensarnos así, miembros fundantes de sistemas dinámicos donde las creencias comunes nos ligan, interrelacionan y transforman, nos lleva a pensar en los desafíos que propone éste nuevo siglo, los profundos cambios que estamos observando en materia de refundar formulaciones de derechos, pensar los Derechos Humanos y la concepción de lo justo en todo y para todos, desde abordajes más humanizados, bajándolos de la rigidez de la norma, pensándolos a la luz de nuevas (o viejas y ya olvidadas) perspectivas que estamos rescatando desde el convivir.

En ése sentido, la irrupción de lo restaurativo como una buena práctica del vivir juntos, significa generar acciones positivas de Paz que pueden iniciarse en la vida comunitaria, promoviendo esos cambios de primer orden que, desde las bases sociales, impulsan las modificaciones institucionales.

Con-Vivir en una sociedad sin violencia es un Derecho Humano fundamental que merece ser promovido, aprehendido, enseñado y visibilizado desde la práctica educativa.

Así, la Educación para la Paz, actuando desde donde estamos, implementando acciones e intervenciones  positivas concretas de protección en nuestros ámbitos de actuación  laboral, profesional, social, se transforma entonces en un Derecho Humano que hoy elegimos consensuar como sociedad, como herramienta restauradora eficaz de prevención de violencias.

Realizar ese Derecho Humano a la Educación para la Paz implica la promoción de los derechos humanos en los sistemas educativos formales y no formales, la promoción de una cultura de paz, no violencia y convivencia democrática, ejes centrales de toda formación en derechos humanos.

Esto va más allá de la enseñanza de contenidos e historia de los derechos, sino que abarca las relaciones, vivencias, y  cultura democrática de la comunidad de pertenencia.

Implica además la amplia participación de esa comunidad, para que sus prácticas, espacios, enseñanza y construcciones colectivas estén en armonía con la cultura de derechos humanos.

Romper con lo establecido para mirar lo diferente significa continuar desafiándonos a la búsqueda de nuevas alternativas. Plantearnos la búsqueda de lo justo  como ése bien social que nuestras generaciones estamos llamadas a buscar y practicar, quizá nos transforme en el ejército de pacificadores del poeta uruguayo, cultores del Arte de la Paz, artesanos/educadores constructores del lenguaje/acción de la No Violencia.

Abogada-Mediadora Claudia Viviana Paris

Coordinadora Institucional en SURGIR, Educar para la No Violencia

(Institución Formadora N° 29 MGJDH)

Secretaria Asociación Civil “Pensamientos en Movimiento”

Bibliografía consultada:

Consulta sobre la Educación para la Paz, convivencia democrática y derechos humanos-Informe regional –Julio 2013-CLADE

De animales a dioses, Breve historia de la humanidad-Yuval Noah Harari

Del ser al hacer. Los orígenes de la biología del conocer- Maturana/Porsken

Pedagogía para la Paz- Alexander Ortiz Ocaña

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